Llevamos escuchando que la imprenta está llegando a su fin prácticamente desde que existe internet. En los últimos años el sector de las artes gráficas ha experimentado una crisis sin precedentes. La catástrofe que enfrenta esta industria se refleja en la bancarrota de imprentas históricas, despidos masivos y un aumento alarmante en las deudas y concursos de acreedores.
Esta decadencia contrasta irónicamente con la omnipresencia de productos gráficos en nuestra vida diaria. A pesar de que vivimos rodeados por elementos impresos como rótulos, carteles, ropa laboral, packaging, rotulación de vehículos, manuales, agendas o planificadores, libros, letras corpóreas, papelería corporativa y una lista interminable, el sector está luchando por sobrevivir.
Datos y ejemplos recientes del declive imparable
La situación es grave. Según datos de la European Federation for Print and Digital Communication (Intergraf), la cantidad de imprentas en Europa ha disminuido en un 30% en la última década. En Estados Unidos, la Printing Industries of America (PIA) reportó que el número de imprentas ha caído en un 25% en los últimos cinco años. En todo el mundo, grandes nombres como R.R. Donnelley, han enfrentado dificultades financieras y reestructuraciones, con pérdidas millonarias y cientos de empleados despedidos (veáse el caso de Argentina)
Ejemplos como el de Quebecor World en Canadá, una de las imprentas más grandes del mundo, que se declaró en bancarrota en 2008, son solo el comienzo de una tendencia alarmante. Más recientemente, en 2023, la icónica imprenta francesa CPI cerró varias de sus plantas, despidiendo a más de 500 empleados.
Evolución y predicciones del mercado de las artes gráficas
A pesar de este panorama catastrófico para el sector, que se aprecia en cada rincón del planeta destruyendo miles de empresas familiares, la necesidad de productos de artes gráficas no ha disminuido.
De hecho, según el informe «The Future of Print to 2030» de Smithers Pira, se proyecta que el mercado global de impresión comercial crecerá. También se notará un aumento notable en la impresión de packaging, que se espera que represente casi dos tercios del mercado global en la próxima década.
La publicación impresa sigue y seguirá representando una parte más que significativa del volumen total de impresión, ocupando un 40% del mercado.
El mercado global de impresión comercial se valoró en aproximadamente 411 mil millones de dólares en 2021, y se espera que crezca a una tasa compuesta anual del 2.24% hasta 2026, lo que contrasta con las predicciones anteriores.
Esta aparente contradicción plantea la pregunta: ¿por qué mueren las imprentas si la demanda sigue siendo alta?
Productos impresos en todas partes
Sólo es necesario salir a tomar un café. El rótulo o letras corpóreas de la cafetería, los camiones de reparto vinilados, las camisetas del personal, los carteles de promoción, los sobres de azúcar, la cajetilla de tabaco, las etiquetas de todas las botellas de la cafetería, los carteles de productos y hasta los toldos y sillas serigrafiadas son productos de artes gráficas. En nuestras casas y oficinas, los cuadros decorativos, los paquetes de productos, las etiquetas y bolsas de alimentos, todo está impregnado de la necesidad de impresión gráfica. No hay lugar a dudas de que las artes gráficas siguen siendo tan necesarias como siempre.
¿Quién sobrevive en un mercado fragmentado?
La cuestión es entender quién sobrevive en un entorno tan hostil. Como sugiere Warren Buffet, sobrevivirán aquellos negocios con fuerte valor de marca y que puedan externalizar operaciones y producción. El sector gráfico está extremadamente fragmentado, sin grandes jugadores que dominen el mercado. La falta de consolidación convierte a muchas imprentas en commodities, llevándolas al fracaso inminente.
Las imprentas que han entendido esta realidad han centrado sus esfuerzos en fortalecer su marca y controlar la calidad, mientras delegan la producción y las operaciones. Esta estrategia les permite minimizar los costos fijos y ganar en flexibilidad, puesto que pueden rotar rápidamente cuando el mercado lo exija.
Un ejemplo notable es Cimpress, con su marca Vistaprint, que ha construido un imperio basado en la fortaleza de su marca y la externalización eficiente que les ofrece. Su valoración bursátil ha sufrido vaivenes a lo largo de los años, pero mantiene un crecimiento histórico estable que las empresas de artes gráficas sin marca no pueden lograr.
También las empresas medianas, como Moo, operan del mismo modo, imprentas que se especializan en un tipo de producto concreto como las tarjetas de visita y que van absorviendo parte del mercado que queda huérfano de las imprentas que les proveían.
Y hay casos de éxito en negocios más pequeños, Colorprinter es un ejemplo de construcción de intangibles, que sin un solo taller propio, tiene presencia en más de veinte países y ha mantenido un crecimiento anual superior al 40% durante los últimos seis años.
Estos son sólo algunos ejemplos de éxito que demuestran la necesidad de adaptación y reinvención. Sólo aquellos que comprendan el valor de la marca y la externalización de todo lo susceptible de crear pérdidas sobrevivirán en un mercado fragmentado que cada día se disputan menos manos.
La «muerte» de las imprentas tradicionales no significa en ningún caso el fin de las artes gráficas, como el título de esta investigación interroga, sino una transformación hacia un modelo de negocio más sostenible y adaptado a las necesidades del mercado actual.