La impresión tipográfica fue inventada en Maguncia (Alemania) a mediados del siglo XV por Johannes Gutenberg. La imprenta es considerada uno de los inventos más determinantes de la humanidad, puesto que facilitó la difusión de conocimiento al permitir imprimir libros en serie. Cabe recordar que hasta entonces todos los libros existentes habían sido escritos y elaborados a mano.
Este tipo de impresiones se realizan componiendo una plancha en la que aparecen los caracteres y los símbolos que deben aparecer en la página. Acto seguido se impregna de tinta la plancha y, por último, se ejerce presión sobre el papel con la plancha entintada.
Con el paso de los siglos, los sistemas de impresión han ido evolucionando y han aparecido otros tipos diferentes a la tipográfica como la impresión digital, la offset o la litográfica, cada una con sus ventajas y sus inconvenientes.
Ventajas de la impresión tipográfica
La impresión tipográfica presenta una serie de beneficios frente a otros tipos de impresiones:
- Es apropiada tanto para grandes cantidades como para números de impresiones más bajos.
- No pierde calidad durante la impresión.
- La porosidad y el gramaje del papel no es un problema para la impresión, algo que sí pasa, por ejemplo, con el offset cuando se trabaja con determinados tipos de papel.
- Permite una gran versatilidad en el uso de los tipos de papel. Se puede utilizar papel de un grosor convencional, cartulinas, papel offset, etc. No hay limitaciones en este aspecto.
- También cuenta con una gran versatilidad en cuanto a los usos que se le suelen dar.
- Tras la inversión inicial, el coste de mantenimiento y de producción no es elevado.
- Posibilidad de personalizar las impresiones, pudiendo modificar el relieve de las impresiones.
La impresión tipográfica sigue estando vigente en las imprentas actuales y suele ser una solución muy demandada a la hora de trabajar.
Usos habituales de la impresión tipográfica
Este tipo de impresiones se utilizan principalmente para:
- Operaciones complementarias entre las que se incluyen el troquelado, el puntillado, el numerado, el plegado y el timbrado.
- Impresiones de carácter artístico de tiradas más cortas como tarjetas de visita, invitaciones, etc.
Familias tipográficas
Dentro del mundo de la tipografía se pueden distinguir cuatro familias principales. Estas son:
- Tipografía romana: el grupo más numeroso. Reciben este nombre porque pretenden ser una imitación/evolución de los tipos de letra que empleaban los romanos. Facilitan la lectura de los textos.
- Tipografía script: son tipografías que imitan la escritura a mano.
- Tipografía de palo seco: buscan la sencillez y la claridad en el diseño para mejorar la legibilidad del texto.
- Tipografía de fantasía: el cajón de sastre en el que entran todas las tipologías que se salen de lo convencional. No tienen por qué guardar relación entre las distintas tipografías de fantasía.
La tipografía escogida a la hora de realizar una impresión no tiene que ver con el tipo de impresión realizada. Es una mera cuestión estilística, aunque a la hora de escoger tipografía hay que tener en cuenta factores como qué tipo de impresión vamos a hacer –libro, folleto, revista, etc.– o qué intención tiene y qué se pretende conseguir con la impresión. Dependiendo de esos factores será más apropiado escoger tipografías más legibles, más artísticas, más temáticas, de mayor o menor tamaño, etc.